A finales de 1955, mientras estaba en un hospital de la Unión Soviética, donde era sometido a un tratamiento nuevo contra el cáncer de próstata que padecía, Diego Rivera comenzó a hacer –a pedido de Carlos Lazo, quien había sido gerente general de obras de Ciudad Universitaria y ahora fungía como secretario de Comunicaciones y Obras Públicas del gobierno del presidente Adolfo Ruiz Cortines– los bocetos del mural La ciencia química presente en las principales actividades productoras útiles a la sociedad humana, el cual sería ejecutado en los muros cabeceros del Edificio A de la entonces Escuela Nacional de Ciencias Químicas (ENCQ) de la UNAM.

“A partir del estudio de esos bocetos, que permanecen bajo resguardo en el NSU Art Museum Fort Lauderdale, en Florida, Estados Unidos, se sabe que el nuevo mural tendría un carácter escultórico, como La Universidad, la familia y el deporte en México, realizado unos años antes por el mismo Rivera en el Estadio Olímpico Universitario”, indica Itzel Rodríguez Mortellaro, académica del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras.

En esos bocetos, Rivera representó diversas actividades relacionadas con la química, como la producción de fierro, acero, cemento y vidrio, la extracción de minerales, la orfebrería, entre otras. Sin embargo, nada de lo que dibujó en ellos se trasladó a los muros cabeceros de la ENCQ.

Al respecto hay varias hipótesis. Una dice que Rivera ya estaba muy enfermo y no tuvo las fuerzas necesarias para seguir trabajando; otra, que era un proyecto monumental el cual implicaba un enorme esfuerzo técnico para crear relieves sobre concreto; y otra más, que, luego de que Carlos Lazo murió en un avionazo el 5 de noviembre de 1955, se pospuso una y otra vez hasta que finalmente se canceló.

“Por otro lado, si bien algunos arquitectos aceptaban la intervención de los muralistas en sus obras, como Enrique Yáñez, uno de los que diseñó la ENCQ, otros la rechazaban. Quizás esta discrepancia entre arquitectos y muralistas también influyó para que La ciencia química presente en las principales actividades productoras útiles a la sociedad humana no se concretara”, comenta Rodríguez Mortellaro.

En todo caso, la hechura de este mural no fue más allá de unos bocetos en los que, además de los dibujos, se observan algunas anotaciones realizadas por el artista plástico guanajuatense.

“Probablemente, esos bocetos sólo eran parte de un proyecto preliminar que Rivera pudo haber desarrollado más si las condiciones y circunstancias de su vida hubieran sido otras”, agrega la académica.

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