No tener acceso a los derechos de salud sexual y reproductiva es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres, por lo que es necesario estudiar el problema desde un punto de vista estructural, analizando todas las causas sociales y económicas, aseguró Mónica González Contró, directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ).

Durante su participación en el panel Igualdad de género y salud sexual y reproductiva, organizado de manera conjunta por el IIJ y la embajada de Italia en México, González Contró subrayó que no es suficiente con establecer de manera institucional clases de educación sexual en todas las escuelas o repartir condones entre los jóvenes para prevenir el embarazo y la maternidad de adolescentes, la cual es una concepción absolutamente errónea que no está dando resultados.

Insistió en que se deben estudiar a fondo las causas estructurales de la violencia de género y terminar con toda clase de estereotipos que discriminan a las mujeres: “Los estereotipos de género los tenemos metidos hasta la médula, entonces si no hacemos algo por cambiar la manera en la que se miran las mujeres, las adolescentes, la sexualidad, no vamos a lograr revertir esta situación”.

De la misma forma, añadió, se pretendió resolver el problema de la violencia de género eliminando algunas barreras y poniendo cuotas de género, suponiendo que la igualdad se va a alcanzar de manera natural, cuando en realidad es una problemática mucho más compleja que implica todo un sistema de relaciones asimétricas de poder, de privilegios y de patriarcado, a los cuales difícilmente se va a renunciar.

Por otra parte, la directora del IIJ se refirió a la necesidad de poner una mirada interseccional sobre la violencia de género hacia las niñas, lo que implica otorgar una mayor potenciación a los efectos de la discriminación y analizar las interacciones entre los distintos ejes de discriminación.

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