La dinámica inflacionaria en el mundo seguirá fuera de control si no se detiene el aumento en el precio internacional de los alimentos y se pone un alto a la ambición de los empresarios que insisten en mantener a toda costa sus márgenes de ganancia, advirtió el investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Moritz Cruz Blanco.

Al participar en la mesa redonda Control de Precios Temporal y Tasas de Interés se pronunció a favor de una política de control de precios a corto plazo, como una medida para coadyuvar a disminuir la escalada que afecta, principalmente, a las familias de menores ingresos.

Recordó que la dinámica de la economía mexicana depende, en gran medida, de las importaciones, especialmente en los sectores de manufacturas y alimentos; elevar de manera significativa sus costos, repercute de manera directa en el aumento de la inflación.

Tan sólo en 2020 el precio de las importaciones subió aproximadamente 15 %. Después de un estudio realizado en el IIEc, a través de una técnica de insumo-producto, se concluyó que dicho aumento tuvo incidencia de 3.4 % en la inflación general, rememoró.

Moritz Cruz abundó que los elevados niveles de inflación actuales también responden a un fenómeno inédito marcado por la ambición de las empresas que buscan recuperar sus ganancias, luego de la contracción económica que se registró durante la pandemia.

Lo que están haciendo es utilizar su poder de oligopolios para incrementar su margen de ganancia, y esto se traduce en un aumento de precios con el objetivo de recuperar sus ingresos, sin importarles los costos laborales o salariales, precisó.

De acuerdo con el experto, la preocupación principal en México, en el corto plazo, debería ser controlar los precios de los alimentos porque afecta a gran parte de la población que invierte hasta tres cuartas partes de sus ingresos en la compra de estos productos.

A largo plazo, el control de la inflación debe pasar por dos estrategias: agraria e industrial, a fin de depender menos de las importaciones de comestibles, ser autosuficientes para evitar el traspaso a precios domésticos e impulsar una política no industrial que tenga como objetivo disminuir también las importaciones de insumos manufactureros.

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